Otra patria distinta


Como estadounidense en el siglo XXI, me tocan la ironía y decepción al leer las palabras suaves y respetuosas escritas por el premio Nobel Gabriel García Márquez sobre el México de los años sesenta y ochenta. Unos años antes de su traslado a México, se le obligó al escritor fugarse de su Colombia natal por el riesgo cercano y real de quedar asesinado por el entonces gobierno conservador en Bogotá. Haber mudarse a la república azteca, tanto la calidad de su vida como la de su escritura se encontraron en pleno auge. Es decir, el gran escritor nació en Colombia pero su grandeza creció en México tal que el gobierno mexicano le otorgó la Orden Mexicana del Águila Azteca en 1982.  

En su discurso antes los más altos representes de la nación anfitriona, de la natal, y de varios otros países americanos, Márquez hizo una clara referencia a la tragedia que le obligó salir de Colombia a México: el temor de quedar asesinado en Colombia por ser periodista con simpatía a la izquierda. Dijo Márquez que perduraban aún en Sudamérica "tiranías remotas y masacres vecinas que obligaban a un destierro mucho menos voluntario y placentero que el mío." Esta frase no es poca cosa. Se les lanzó a los poderosos de un hemisferio un testimonio que sus crímenes contra la gente seguía y que este escritor conocido por todo el mundo era un testigo. 

Sin duda, lo que me impresionó más que nada era la descripción del entonces México como "refugio providencial." Pues, me impresionó además de hacerme sentir decepcionado. Sucedieron muchas cosas entre 1982 y 2018. En 1982, había pasado un años desde que el entonces presidente mexicano López-Portillo prometió "defender el peso como perro." La fuga de capital ya había empezado.  La fuga de mexicanos hacia los Estados Unidos empezaría de pronto. Desde hace 37 años, la república mexicana ha sufrido de inestabilidad económica y de administraciones en plena decadencia (hola, los asquerosos Duarte!). Más reciente, se llevaron consigo olas de violencia de todo tipo y por todas partes del país.

Qué diría Márquez de la ignorancia del nefasto mandatorio norteamericano actual? Qué opinaría el escritor de los de los anti-intelectuales que están dirigiendo la administración federal? Qué sentido encontraría en el aparente pasatiempo favorito de los conservadores norteamericanosen etiquetar a todo lo mexicano con los estereotipos más ignorantes tachados por las palabras más ofensivas? 

He de imaginar lo que diría Márquez de las administraciones mexicanas corruptas y necias (hola, Calderón y EPN!). Qué palabras se hubieran escrito sobre la victoria monumental de AMLO?

Dios sabe. Pero, ha llegado la hora para que la gente en ambos países que tocan el Río Bravo refiera a México en los términos que Márquez usó en su discurso: un refugio, un pueblo que lleva un tacto legendario, y un lugar con puertas abiertas que nunca se les cerrarán a sus vecinos en búsqueda de una vida mejor que la que padecían gracias a las pandillas. Ojalá que las palabras del virtual presidente AMLO sean consagradas: que los mexicanos emigren al extranjero por gusto no por necesidad. Cuánto me gustaría que la gente de todas partes de nuestra orbe reconozca a México como un lugar en donde se cosechan la paz, la justicia, y el amor. 




Comentarios